Ni siquiera las obras de restauración que se están
haciendo en la fachada del Hotel Ritz le hacen perder parte de su señorial presencia en uno de
los rincones más bellos de Madrid. Los 105 años de historia imponen desde que llegas a la Plaza de la Lealtad, hasta que entras por su puerta
giratoria. Cada paso que das para adentrarte en él, te hace sentir parte de la
historia de Madrid. Cuando entras en su espectacular hall una enorme alfombra te
da la bienvenida. El vértigo asoma mientras caminas por ella, cuando te paras
a pensar que esos mismos pasos los han dado antes grandes personajes durante el
último siglo.
No hay mejor antesala para comenzar un evento en el que
se pueden degustar una buena muestra de los vinos más premiados. Hace unos días me pasé por el Salón Vinoro 2015, en el que grandes bodegas como Torres, que cumple su 145
aniversario, o Marqués de Arviza, se dan
la mano con otras bodegas más familiares, y quizá, menos conocidas. Pero todas ellas tienen un punto
en común: la pasión que vuelcan en el cuidado de sus viñedos y en la
elaboración de sus caldos.