Hace unos días me invitaron a una cata de vinos
franceses y me llamó la atención la botella de una de las bodegas que formaba
parte de esa cata. Se trataba de una botella decantador, que contaba con una
especie de depósito en su base. Así que, decidí saber más sobre este novedoso
embotellado que ha recibido varios premios, entre ellos, el del concurso
mundial de envase y embalaje World Star 2011.
Curiosamente, aunque conocí este nuevo diseño de
botella probando vinos franceses, se trata de un proyecto que se concibió hace
unos años en Valladolid. Y no es de extrañar que un producto tan novedoso se
engendrara en esta tierra castellana, ya que el propio nombre de esta ciudad, parece
proceder de la expresión árabe بلد الوليد
El significado de esta frase es “País de Al Walid”,
quien fuera califa omeya de Damasco entre los años 705 y 715. Siguiendo la
política expansionista de su padre, Al Malik, logró que su califato alcanzara
el máximo esplendor, y todo ello, gracias a su apoyo al desarrollo y la
innovación. Mandó construir la gran Mezquita de Damasco y favoreció las artes, creó
instituciones educativas y hospitales, mejoró las vías de comunicación y ordenó
la construcción de pozos junto a los caminos.
Este afán por innovar para mejorar, ha quedado
impregnado en el espíritu de los vallisoletanos sin que se haya perdido con el
paso del tiempo. Hace unos años, un grupo de amantes del vino se unieron para
intentar mejorar la presencia de los caldos en la mesa. De ahí surgió esta
botella, cuyo objetivo último es mejorar la calidad del vino aumentando su
potencial organoléptico.